"Uno de los temas que más difícil nos resulta explicar a los historiadores es el significado que tienen los pueblos en la Historia. Hablamos de romanos, visigodos o árabes, pero pocas veces explicamos lo que queremos decir con esos apelativos. No es, pues, de extrañar que sigan muy presentes aquellas tediosas enseñanzas escolares que dibujaban a los romanos trayéndonos acueductos; a los visigodos, escudos y espadas; o a los árabes, en fin, regadíos y la Alhambra. Detrás de esta visión latía la idea de que "nuestros ancestros" habían sido dominados por estos pueblos en distintos momentos, mientras el "pueblo originario" -o los diversos "pueblos originarios", dependiendo del prisma nacionalista que se elija- continuaban su larga andadura histórica. Fruto de esta visión, forjada en púpitres de madera con tintero, es que un antiguo presidente del Gobierno de España tuviera la peregrina ocurrencia de declarar que los árabes tenían que pedir perdón a los españoles por haberles conquistado.
Las cosas afortunadamente son algo más complejas y también bastante más interesantes. Me centraré en el caso de los árabes, que es el que mayores confusiones genera, pues no en vano los nacionalismos ibéricos han hecho de la idea de Reconquista su santo y seña particular".
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